Solemos pensar en las sociedades nórdicas como ejemplos perfectos de civismo, modernidad y otras papanatas (como diría el matrimonio Castro). Pero la verdad es que en todas partes cuecen habas y un país que gasta casi la mitad de su presupuesto nacional en Educación, puede también organizar una competición de este tipo. Estaría todo bien si la esposa pudiera acarrear al marido, o la esposa acarreara a la esposa, o el marido a su marido. Pero ya se sabe como es esto de las tradiciones.
La cuestión es que el evento es todo un éxito y en Finlandia se lo toman muy en serio; es decir, la gente se entrena y se prepara concienzudamente para esta tarea y el resultado es más o menos este:
La cosa tiene su intríngulis; te puedes caer, la esposa se te puedes quedar en el camino, o peor: ahogarse en el primer obstáculo. Pero lo más humillante es quedar en evidencia ante un tipo rubio, alto, rudo y que lleva una indumentaria de lo más gay, que parece que acarrea a su esposa cada día a todas partes. Vamos que lo hace de forma natural.
En fin, por suerte existe la otra cara de la moneda, aunque claro, ya sin tintes cómicos y de esparcimiento. ¿Llevaría a la espalda a tu marido si no tuviese piernas? Algunas sí lo hacen...

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